Relato: "Mi promesa" Capítulo 2

viernes, 28 de agosto de 2015
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Comenzaba otra nueva etapa, demasiadas etapas en poco tiempo pero nunca es momento de venirse abajo, siempre hay que luchar. Así que continué adelante, seguí con mis estudios, superando movidas y conociendo a gente tras la cuenta anónima que al perecer nunca son tan anónimas como yo pensaba.
Encontré un nuevo apoyo, aunque en realidad en vez de apoyo empezó a crearse un tonteo y puede que algo de sentimientos. Incluso creo que me ponía celosa con estas conversaciones:

- Esta noche voy a salir y revolucionar las calles - me decía.
- Ten cuidado que a las niñas como tú, las quieren todos.
- Ya, claro; para aquí te pillo y aquí te mato, como siempre.
- Yo no te querría para eso.
- Pero porque tu ves a una amiga. Además, hay alguien que conocí hace poco que parece querer algo más que eso; esta noche lo compruebo.
- Pásalo bien, supongo.

Le dije lo que creo que esperaba de mí aunque en realidad quería tratarla como la reina que era. No se daba cuenta que no la valoraban y ella dejó de valorarse. Pero cuando volvió, salió la rabia que llevaba dentro:

- Lo han vuelto a hacer. Me equivoqué; sólo fui un aquí te pillo aquí te mato de nuevo, pero ésta me pegó...” - Le pusieron las manos encima. "¿Quién era tan subnormal de pegar a esa preciosidad?".  Quería encontrar a esa persona y demostrarle la fuerza que tienen mis brazos tras tener de saco de boxeo una pared pero acabé hablando con ella sin más:

- ¿Estás bien? Dime que no te obligó a hacer nada. La mato, en serio.
- Tranquila, estoy bien. Ojalá alguien como tú se enamorara de mí y me protegiera como tú lo quieres hacer.
- Aparecerá alguien así que te valore de verdad.

Que gilipollas fui, no me atreví a decirle que la quería, que yo me estaba enamorando de ella aunque sé que ella nunca se enamoraría de mí.

Pasaron los días y veía como se desanimaba, como pensaba que nadie podría sentir algo de verdad por ella, que creía que sólo era un físico y entonces no pude más:

- Siempre seré un físico para todos. Para que me voy a engañar.
- Para mí no eres un físico. No te he visto físicamente pero sí he visto ese enorme corazón que tienes, tu lado más débil y tu lado fuerte. Te he visto hundirte y salir adelante, he visto como puedes llegar a hacerme sentir la persona más afortunada del mundo. He visto tu lado noble, todo lo que hay dentro de ti y me encanta.
- Ya... Bueno, eso lo dices porque soy tu amiga y me quieres animar.
- Eso lo digo porque creo que me enamorado de ti y soy gilipollas por no habértelo dicho antes. Pero ¿quién saldría con alguien como yo? Y me preguntaba ¿qué pensará de mí si ni siquiera te he visto? No sé ni por qué te digo esto ahora. No contestes, ya sé que soy sólo una amiga y que esto es una locura.
- Y sí... hace tiempo que no te veo como una amiga; sólo que pensé que nunca te fijarías en alguien como yo.

No sabía como actuar ante sus palabras, ni siquiera creía que estuviera diciendo eso realmente, no podía ser. ¿Se había fijado realmente en mí? ¿En alguien como yo? Según sus palabras sí, ella se había fijado en mí y yo no sabía que contestar a eso, quizás deberíamos intentarlo. Ambas nos sentíamos bien, a lo mejor era el destino. En definitiva me limité a decirle:

- Se supone que yo soy la rara, la que no llama la atención, en la que no se suelen fijar y no sé cómo alguien como tú puede fijarse en mí y si es una broma, no es de buen gusto.
- No es ninguna broma. Tú sin pedirlo siempre has estado a mi lado, siempre que he necesitado un apoyo has estado y poco a poco fuiste ganando mi corazón. Déjame demostrártelo, dame una oportunidad, démosno una oportunidad.

Al final fue ella quien me pidió esa oportunidad. Al final fue ella quien dijo todo lo que yo pensaba y no hay cosa que me alegrara más pero esto sólo era el principio.

Decidimos vernos. Fue un momento mágico ¿Saben?, tenían razón. Físicamente era perfecta, una rubia de ojos claros y lo primero que hizo al verme fue abrazarme. Nos tiramos horas mirándonos y hablando. Nos preocupaba la cosa de la distancia, ya saben, hay mucha gente que no lleva bien eso de la distancia y no queríamos que eso acabase con nosotras. Pasó el tiempo y seguíamos hablando y un día...

- Hay una chica que me ha intentado besar. Vamos juntas a clase y salimos en el mismo grupo aunque me quité, pero no sé si querría volver a hacerlo.
-Si lo vas a hacer, por favor, déjame. No hagas eso estando conmigo; no me hagas pasarlo peor por perderte y encima saber que besaste a alguien estando conmigo.

Y así hizo, me dejó. Me dejó porque creía que me sería infiel y no podría perdonárselo. Y yo... yo acabé destrozada, hundida. Era terrible todo lo que me estaba pasando, no podía creer que ahora ni hablásemos, me mataba no saber de ella.

Volvieron mis tweets tristes y ella ni escribía. Supongo que todo era mejor sin mí, que yo no la merecí nunca, que ella necesitaba a alguien de su nivel, no a una rara como yo.
Acabé el curso de nuevo y aunque mi vida mejoró en cierto modo, tenía a gente en la que apoyarme, volvía a no ser feliz, la necesitaba, necesitaba de ella.

Dejé mi cuenta anónima y volví a aislarme. Si la persona que se supone que me amaba se aleja de mí, ¿por qué los demás no lo harían?
Volvió el verano, el caluroso verano y en mis vacaciones la vi. No había otra persona, tuve que verla a ella, a la persona que sin necesidad de verla ya estaba metida en mi cabeza y ella me vio a mí también y vino corriendo a hablar conmigo.

- Lo siento. Quería hablar contigo si me dejas, por favor - Me lo dijo con sus ojos llenos de lágrimas pero sin dejarlas salir; con una media sonrisa forzada. Y yo... como iba a decirle que no a mi debilidad...no podía, tenía que dejarle hablar conmigo.
- Nos vemos en una hora en el rompeolas de la playa, el que hay frente al puesto del socorrismo.

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Escrito por @srtadesquiciada

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