"¿Qué pasó con los sentimientos de papel?" (Carta 5)

miércoles, 19 de octubre de 2016
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                                                                  Uno de los días en los que el mundo llora.

Querida Elisa,
Siento no haber podido contestar antes. Leí tu carta hace varias semanas, pero no he podido sentarme a contestarte hasta el día de hoy.
Llevamos unos días ajetreados. De esos días en los que la gente no sabe quién es, ni qué quiere, ni a dónde va. Y supongo que soy otro de los extraños casos. He tenido unos días en los que he estado desorientada, perdida y agobiada, y admito que incluso me costaba pensar en vosotras.
Ha habido un virus en todo el poblado, mi amigo Marcos está grave y la verdad, creo que los chamanes ya no saben qué hacer. Las personas caen como moscas y la muerte te rodea, ni siquiera he podido llorar. Esta mañana, he ido a ver a Marcos. Él también se está escribiendo letras con su mujer, ¿te acuerdas de ella? Se llama Sofía y tienen una niña preciosa de siete años, Clara. Solíamos llevar a las niñas juntas a natación, en el pueblo de mis padres. Junto con esta carta te adjunto otra, aunque esté escrita por mí, todo lo que pone ha salido de Marcos. Te he puesto la dirección de Sofía en un papel aparte, te pido que se la hagas llegar.
¿Sabes? A veces pienso en que solo quiero volver. Irme de aquí, abrazar a María y besarte a ti. Hacerte el amor en nuestro jardín y luego quedarme dormida, rodeada por tus brazos. Estoy harta de esto, solo hay destrucción y hambre, y ya no sé lo que he venido a hacer aquí, exactamente. Las clases se han parado, he perdido a varias alumnas, y ellas a su vez, a padres, amigos o abuelos. Así no hay quién explique nada, es comprensible, ¿no crees?
Esta mañana he salido a pasear. Es el primer día en el que he sentido que tenía un momento libre. Y ya sabes que caminar a veces me marca la diferencia entre seguir y no seguir. He caminado por un camino de barro, ayer llovió y aquí enseguida aparece el fango. Creo que el mundo llora con nosotros. Y eso, me reconforta, porque siento que me da permiso para estar triste. Como decía, todo estaba lleno de fango, y antes de que me diera cuenta, el barro me llegaba casi hasta las rodillas y me manchaba por completo los pantalones blancos.
Quizá sea una guarrada, pero ¿sabes lo que he hecho? He caído de rodillas. Y el fango me ha absorbido hasta dejar solo al descubierto mi cabeza y mis brazos. Y ahí dentro, comida por el barro, he llorado.
Y ya sabes que yo siempre creo que la vida a veces te pide seguir. Hoy lo ha hecho, porque justo a mi lado, entre todo el barro. Había una flor azul, una enorme flor azul, tirada sobre el barro. Aquí no hay flores azules, pero ahí estaba ella, tirada. Tan preciosa, tan brillante. Me he puesto de pie y la he cogido. Y las dos, rodeadas de barro, nos hemos vuelto a mi habitación, nos hemos limpiado y te estamos escribiendo.
Tengo las fotos que me enviaste colgadas por la pared de mi cuarto, con un trozo de cuerda. He colocado la flor en un jarrón con agua.
Aún no me voy, estoy aquí. Sé que todo saldrá bien. Es una tontería, pero tengo que seguir.
Cuéntame cómo han ido estas últimas semanas, supongo que estaréis de vacaciones en el pueblo. Por eso he escrito la carta dos veces. Igual que la de Marcos. Te llegará a los dos sitios, o eso espero.
Y dile a mi madre, que sí, hemos vuelto a la antigua. A la época del amor romántico. Y que así, al menos sé, que te tengo arropada con mis letras, igual que tú me tienes a mí entre las tuyas.

                                                            Diana.

P.D: Te adjunto una foto de la flor.


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       Carta 6
Escrito por Buzzys

1 comentario:

  1. Por si no te lo han dicho, haces que el lector quede prendado de la lectura. Sabes atraer , al igual que enternecer. Un amor a la antigua pero que resiste.
    Me ha gustado mucho.

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